Empecemos este post con un hermoso aprendizaje que nos brinda Santa Teresa de Calcuta en su poema “Enseñarás a volar”: “Enseñarás a volar, pero no volarán tu vuelo. Enseñarás a soñar, pero no soñarán tu sueño. Enseñarás a vivir, pero no vivirán tu vida. Sin embargo, en cada vuelo, en cada vida, en cada sueño, perdurará siempre la huella del camino enseñado”.
Los niños aprenden por imitación y desde muy temprana edad. Si vives con conciencia, tus hijos lo aprenderán para sí y, a su vez, le sumarán su aporte para mejorarla. Les contaré un ejemplo personal. Con mi hijo Martiniano nos encanta ir al cine. En algunas ocasiones almorzamos en el patio de comidas del centro comercial. Encontrar allí una mesa limpia no siempre es fácil —por alguna razón las personas suelen dejar sus bandejas con restos de comida en la mesa, teniendo a pocos metros un cesto de basura—.
Al terminar nuestro almuerzo le sugiero que juntemos los residuos en la bandeja y los arrojemos al cesto de basura más próximo. Al principio, él mira otras mesas y me responde: “pero papá, nos dejaron la mesa sucia y además en las otras mesas las personas también dejan sus bandejas, ¿Por qué no hacemos lo mismo?”. Y le respondo: “No podemos usar algo y dejarlo peor a como lo hemos recibido. Siempre mejor. Debemos aportar nuestro valor. Mira, ¿Ves aquella persona que se encarga de limpiar todas las mesas? La vamos a ayudar para que su día no sea tan agotador. Primero juntamos nuestros residuos y después con estas servilletas limpiamos la mesa. También verás cómo al levantarnos, rápidamente una familia vendrá a sentarse en esta mesa, y se alegrarán de haber recibido una mesa tan limpia entre tantas otras que no lo están”.
Al levantarnos caminamos unos pasos y observábamos lo que sucede a continuación. Sus ojos curiosos podían confirmar dos situaciones. Primero, la persona encargada de limpieza pasa y mira la mesa sin tomar acción. Segundo, la mesa era la primera en ser elegida por otra familia que se sorprendía muy alegremente por encontrar una mesa limpia para disfrutar de su almuerzo. Y aquí viene la parte que más disfruto como padre —el tener—: Él me devuelve una mirada y una sonrisa que llenan el alma, afirmando que entendió el mensaje. Luego toma mi mano y seguimos nuestro camino. De formas tan simples como estas nuestros hijos aprenden innumerables y valiosas lecciones para la vida. Pequeñas acciones conscientes nos definen.
¡Se feliz, haz el bien, y vive con conciencia!
Silvio Santone
Extracto de “El Factor Conciencia” – Capítulo 5: El factor conciencia aplicado a la familia. Sección Hijos.
Dedicado a mi hijo Martiniano Santone en su cumpleaños número 10.